La construcción sostenible es un concepto cada vez más presente en el día a día. Pero ¿a qué se debe este aumento de su demanda por parte de la sociedad?

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El sector de la construcción es uno de las industrias más contaminantes. Es responsable del 13% de las emisiones de carbono a nivel global. Un total de 35 billones de toneladas de CO2 cada año.

Cualquier construcción conlleva un alto consumo energético y gasto de materiales, genera alteraciones visuales, modificaciones en el medio, etc. Por ello, es importante tener en cuenta los impactos que se generarán a la hora de realizar un proyecto.

En los SDGs promovido por Naciones Unidas, se encuentran:

El objetivo 9: “Industria, innovación e infraestructuras. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación”. 

Y el objetivo 11 “Comunidades y ciudades sostenibles”, que proponen una serie de prácticas que incentiven una construcción más eficiente.

Uno de los grandes retos que propone la Unión Europea es la construcción de proyectos con un consumo casi nulo, apostando por el lema net zero carbon emissions.

¿Cómo deberían ser estos edificios?

En primer lugar, muy eficientes, reduciendo así al máximo el consumo de energía. Además de integrase de manera adecuada en el entorno y ofrecer una buena rentabilidad de los costes.

La introducción de la arquitectura sostenible está cada vez más presente en todas las fases por las que pasa un edificio. Debido a esto, muchos de los residuos que se originan son reutilizados y se mejora así la eficiencia energética, reduciendo el impacto ambiental. Además, los diseños deben adaptarse a las condiciones climáticas y respetar a las particularidades locales.

En la actualidad es esencial que las constructoras o empresas que deseen desarrollar una construcción sostenible tengan en cuenta diversas normas y medidas de aplicación en sus trabajos.

Por ejemplo, incorporar materiales que tengan a su disposición sello medioambiental, que ratifique la gestión correcta de estas materias primas y la buena calidad y larga durabilidad de los mismos.

La inclusión de tecnología es otro punto a favor, tal y como vimos en el anterior post con el COVID-19. Dado que implementando herramientas de construcción más eficientes permite un mayor aprovechamiento de los materiales, generando menos residuos y desechos.