La mayoría de nosotros está familiarizado con la tecnología digital.  Desde nuestros ordenadores y teléfonos inteligentes hasta los televisores con acceso a Internet. No obstante, la gran mayoría de la gente aún no está familiarizada con los ‘edificios inteligentes‘.

Los edificios inteligentes tienen como objetivo implementar las tecnologías digitales en la estructura del edificio, en lugar de solo en los objetos dentro de él. En la actualidad se puede utilizar una amplia gama de tecnologías disruptivas, como energía fotovoltaica semitransparente en las ventanas, sensores de humedad para la detección de fugas y calentadores impresos en los paneles de las paredes.

La inclusión de nuevas tecnologías (monitorización de la eficiencia energética o uso de paneles prefabricados con funcionalidad electrónica integrada) prometen edificios inteligentes con más funcionalidades. Gracias a ellas, será más sencillo realizar un mantenimiento predictivo, que los edificios sean más eficientes energéticamente o satisfacer las necesidades de los ocupantes.

Detección de fugas

Un ejemplo muy claro es la detección de fugas mediante la utilización de herramientas digitales. Una fuga de agua en un hogar es extremadamente molesto y costoso, ya que paredes, techos y pisos necesitan reemplazo. Además, el área afectada está fuera de servicio mientras todo se seca con ventiladores y deshumidificadores extremadamente ruidosos. Nuevas tecnologías pueden reducir la probabilidad y la gravedad de las fugas. Esto traería beneficios claros a los propietarios de viviendas y negocios, junto con las compañías de seguros.

Los sensores de humedad impresos son una solución prometedora que, integrados en las paredes y los pisos, podrían detectar fugas en etapa tempranas y alertar al propietario del edificio.

Los sensores podrían están conectados a la nube, os recomendamos revisar entradas anteriores para conocer más sobre esta tecnología. Y, por lo tanto, alertar al propietario cuando se detecta un aumento en la humedad, lo que permite realizar reparaciones antes de que exista una fuga significativa.

Optimización de la eficiencia energética

Otro ejemplo claro es la utilización de tecnología para optimizar la eficiencia energética. Las técnicas de construcción de viviendas no han cambiado sustancialmente desde hace muchos años. En la actualidad, todavía se construye en el sitio utilizando materiales de construcción convencionales. La plomería y la electricidad se instalan durante el proceso de construcción, lo que requiere mano de obra cualificada en cada construcción.

Calentar y alimentar los hogares de manera más eficiente es crucial para cumplir con los objetivos de emisiones de CO2 que ya comentamos en otras publicaciones. Debido a que, actualmente alrededor del 30% de las emisiones en los países desarrollados provienen de los hogares domésticos. Si bien es importante incrementar la adopción de tecnologías ya establecidas, como el aislamiento de paredes, existe mucho margen para que las nuevas tecnologías contribuyan.

Los edificios, tanto domésticos como comerciales, han tardado en beneficiarse de la revolución digital. Hay muchos elementos de alta tecnología en las viviendas, pero en términos generales, poca tecnología moderna está integrada dentro de la estructura de los propios edificios. Esto cambiará en los próximos años, con ‘edificios inteligentes’ que permitan el mantenimiento predictivo, la construcción eficiente y ofrezcan sensores/calefacción/iluminación/recolección de energía integrados en los materiales de construcción desde el principio.

Edificios inteligentes