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En el mundo globalizado, urbanizado y digitalizado de hoy, la mayoría de las personas viven en ciudades. De hecho, para 2050, las ciudades serán el hogar de dos tercios de la población mundial. Esto, sitúa a las ciudades a la vanguardia de nuestro futuro y del futuro de nuestro planeta. La circularidad global depende del crecimiento de nuestros centros urbanos. Por esta razón, el concepto de ciudad circular ha experimentado un gran impulso. 

¿cuál es la definición de ciudad circular?

Una ciudad circular es aquella que ha adoptado los principios de la economía circular en toda el área urbana, creando para ello, una red sostenible de sistemas. Esto se realiza con el objetivo de maximizar el potencial de los recursos y eliminar los residuos.

Las ciudades circulares construyen una economía local próspera basándose en alargar la vida útil, reutilizaciones, renovaciones, refabricaciones y reciclaje de productos y materiales dentro del área de la ciudad. Para conseguirlo, una ciudad circular debe abandonar el modelo lineal tradicional implementando en cambio un sistema circular en todo el espacio urbano. Todo debe transformarse, desde humanos y empresas hasta sistemas, servicios e infraestructura. En una economía circular, los materiales se vuelven a utilizar sin desperdicio. Esto permite que la economía local sea sostenible y amigable, maximizando el valor de nuestros espacios cotidianos. Este concepto es similar a la construcción circular, ya comentada en anteriores publicaciones. 

¿Qué ciudades son circulares?

Un ejemplo típico de ciudad circular es Ámsterdam, que ha asumido un papel de liderazgo en el desarrollo de la circularidad urbana. Para ello, Ámsterdam ha invertido mucho en tres categorías: alimentos, bienes de consumo y construcción. Mediante este enfoque equilibrado se garantiza satisfacer las necesidades básicas de las personas, sin perder la estética del entorno de la ciudad y reduciendo el consumo de bienes. 

¿Cuáles son los componentes de una ciudad circular y cómo interactúan?

Las ciudades son entornos únicos, que deben equilibrar la balanza entre la ecología y la economía. Por lo tanto, crear una ciudad circular requiere un enfoque holístico que tenga en cuenta los requisitos de competitividad económica, sostenibilidad ambiental e inclusión social. El concepto de ciudades circulares, engloba muchas capas de la vida de la ciudad.

El aspecto medioambiental

La naturaleza positiva es el nuevo objetivo, ya que ser climáticamente neutral no es suficiente. La compensación de décadas de vivir por encima de los medios ecológicos exige un papel activo. El tiempo de la neutralidad ha pasado. En lugar de centrarse exclusivamente en el crecimiento económico continuo e insostenible, ahora se busca crear modelos circulares.

El aspecto humano

Todas las ciudades del mundo se construyen alrededor de las necesidades humanas. Estas incluyen vivienda, transporte, alimentación, salud, educación, comunicación y otros servicios básicos. Satisfaciendo estas necesidades se alcanza un nivel de vida razonable. Por lo tanto, cada ciudad circular debe centrarse en garantizar que estas necesidades se satisfagan de manera sostenible y accesible para todas las personas de la ciudad.

El aspecto social

Las personas viven, trabajan, consumen, interactúan, etc. Y las ciudades son el lugar donde se reúnen. Los cimientos de la ciudad están influenciados por la cultura y la historia de cada sociedad. Por ello, las áreas urbanas tienen un carácter dinámico y colectivo que influye en cómo se construyen y gestionan las ciudades. Esto permite que exista la posibilidad de facilitar la creación de valores circulares y sostenibles para los habitantes. Para conseguirlo, se deben proporcionar actividades y recursos, crear espacios para la innovación, reunir a comunidades, empresas y reguladores, o encontrar formas de educar e incorporar la circularidad en la vida de las personas. Al final, la cultura es clave para la sostenibilidad, porque influye en nuestros valores y elecciones diarias, como individuos y como sociedades.

El aspecto económico

La economía circular ha generado una mayor conciencia medioambiental. No obstante, el crecimiento económico sigue siendo uno de los motores principales para el desarrollo de una ciudad. Por ello, se debe garantizar un nivel razonable de competitividad económica a pesar del cambio a modelos circulares. Ciudades como Toronto, Malmö y Berlín, pioneras en iniciativas circulares, argumentan que las áreas urbanas pueden ser al mismo tiempo circulares y potencias comerciales metropolitanas.